En muchos lugares del mundo la gente ata sus esperanzas, deseos y plegarias a algún árbol de los deseos. Los pedazos de papel y de tela se agitan en la brisa, dando un hermoso testimonio de la esperanza que embellece el mundo. Hay muchas formas de tener tu propio árbol. Puedes dar un paseo y encontrar una hermosa rama o un tronco de forma interesante. O un pedazo de madera traído por las olas. Tal vez puedas pintar o dibujar tu árbol. O recortarlo en papel. O perfilarlo sobre la pared. Luego anota tus esperanzas en pedazos de papel y pégalas o átalas al árbol.
Este ejercicio tiene el sentido de un acto simbólico. Al atar tus esperanzas al árbol, las sueltas. Al cabo de un par de meses, examina tus esperanzas y ve si se cumplen...
Tomado del libro: Emoción Inteligente de Frances Wilks.
Foto: Amanecer en Madrid - Joelma Romano
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